miércoles, 30 de abril de 2008

DE AQUÍ Y DE ALLÁ


Por: Alejandra Ortega Rodríguez

  • La política social y el inconsciente colectivo


Es verdad que la política mexicana requiere de madurez, de liderazgos verdaderos que den conducción, rumbo y certidumbre al país para lograr verdaderas reformas estructurales que no se topen con los muros de la sinrazón y del encono sin sentido. Es necesario un crecimiento que permita el diálogo y el debate de altura, con objetivos y visión claros para lograr consensos importantes y tan necesarios que se han ido postergando por la falta de oficio y divisionismo a ultranza de todas las fuerzas políticas.

Mientras tanto, el país y nuestro estado sufren del deterioro de las instituciones y de la falta de dirección, que hacen casi imposible el éxito de programas, proyectos y estrategias que contribuyan al mejoramiento en todos los órdenes.

Es el caso de la presentación de la estrategia impulsada esta semana por el gobierno federal “Vivir Mejor”, encaminada a disminuir el número de familias pobres en el país en un mediano plazo, el Presidente de México, Felipe Calderón se enfrenta nuevamente a la fustigación y críticas de políticos priístas y perredistas que califican a la nueva medida como populista, demagógica y electorera.

Entre ellos el actual presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, Manlio Fabio Beltrones, quien acusó al gobierno federal de instrumentar ese eje de acción con fines electorales y salir favorecidos en los comicios del próximo año. Otro político que no tardó en reaccionar fue el mandatario capitalino Marcelo Ebrard, quien paradójicamente minutos antes de acusar al gobierno calderonista de populista, él se encontraba repartiendo despensas y bonos a habitantes del Distrito Federal.

Resulta entonces muy paradójico ver cómo ahora los representantes del PRI, así como de quienes alguna vez fueron parte de sus filas, ahora se asombran e indignan ante acciones de las que aun no se conocen resultados y de las que sin una previa consulta, ni un análisis serio se pueden medir sus alcances y beneficios. Eso es lo de menos, de cualquier forma se critica y desacredita.

Empero, no debemos olvidar que los padres de esas prácticas son ahora quienes fustigan y reclaman. Por muchos años el Partido Revolucionario Institucional (PRI) sentó las bases de su poder y de su permanencia en acciones encaminadas en la cooptación del voto, en la compra, en la dádiva, en el fraude, en el corporativismo aciago.

Y hablar ahora del compromiso social de los gobiernos es sinónimo de chantaje, de compra de conciencias y voluntades. En nuestro país la dádiva y el asistencialismo han permeado de forma tal a lo largo de los años, que la cultura del mexicano se ha convertido en convenienciera, paternalista, lo que ha permitido que exista una relación de conveniencias más que de convencimiento entre el gobierno y los ciudadanos.

Así por ejemplo, a pesar de que el Presidente Felipe Calderón instruyó hace unos días a la titular de la Secretaría de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota, para “ponerse las pilas” y presentar un proyecto viable para mejorar la educación básica en todo el país, así como la reactivación de las telesecundarias que están en su mayoría abandonadas, es necesario puntualizar que en el caso de Michoacán no se puede poner en marcha un plan tal sin que se hayan resuelto antes otros problemas en el sector educativo.

Para nadie es ajeno el problema que enfrentamos los michoacanos, con un magisterio polarizado y tan politizado, que una medida como la que pretende el gobierno federal, seguramente no encontrará un cause que lo lleve a buen fin.

Pues para las dos corrientes que integran el magisterio michoacano lo más importante es ser reconocido como el legítimo y obtener así los mayores beneficios y prerrogativas del gobierno estatal. A muchos profesores no les interesa la calidad de las clases que imparte, si es que los niños y jóvenes tienen suerte en ello, les interesa más la búsqueda de posiciones políticas para hacerse de más poder.

Salir a las calles a gritar consignas, pintar paredes y pegar propaganda, es sin duda el mérito ahora, en lugar de estar en las aulas para impartir debidamente sus clases, con el compromiso tácito, que todos los dedicados a la enseñanza hacen, de ofrecer un servicio tan importante a la niñez y juventud del país para educar y formar en los valores y cultura de la civilidad.

Ante estos hechos, poco se puede esperar que se logre un verdadero avance con un proyecto legítimo para mejorar esta sensible área, si antes no se han logrado dirimir y resolver problemas que se hacen añejos y que ponen en riesgo día a día el futuro profesional y personal de las generaciones que nos suceden.

No debemos cerrar los ojos a la realidad que enfrentamos: una sociedad dividida, políticos corruptos de todos los partidos que buscan el beneficio personal y hacen uso de los recursos públicos para lograr mayores dividendos y capital político para seguir anclados al poder.
Será entonces muy difícil que algún gobierno, sea cual sea su color, visionario y con compromisos auténticos de lograr mejoras sustanciales en el nivel de vida de sus gobernados, salga bien librado de las críticas y las acusaciones, no sólo de las otras fuerzas políticas, sino de los propios ciudadanos, pues se tiene ya en el inconsciente colectivo que los apoyos y programas asistenciales siempre van encaminados a un beneficio político personal.

sábado, 26 de abril de 2008

DE AQUI Y DE ALLA


Por: Alejandra Ortega Rodríguez

  • "El movimiento soy yo"


Desenmascaran el excesivo protagonismo de Andrés López

En todo el tiempo que han durado las manifestaciones contra la supuesta privatización de Petróleos Mexicanos (Pemex), nada había arrojado tanta luz sobre lo que hay detrás del Frente Amplio Progresista (FAP) como la discusión que sostuvieron los coordinadores nacionales de dicho movimiento, y el dirigente nacional del Partido del Trabajo (PT), Alberto Anaya, con su presidente legítimo, Andrés López, quien molesto por la firma del anteproyecto para comenzar el debate energético espetó que él es el movimiento.

Así que, después de dos semanas de mantener tomadas las tribunas de las cámaras de Diputados y de Senadores, para tratar de impedir el trabajo del Congreso de la Unión, se confirmó que no es el debate por la reforma energética lo que realmente le interesa al tabasqueño líder de los grupos más radicales de la izquierda mexicana. No, lo que en realidad le importa es mantenerse como protagonista de la vida política nacional.


El auto ungido presidente legítimo de México sostuvo la noche del pasado miércoles una reunión con los coordinadores parlamentarios del FAP, Javier González Garza (PRD), Dante Delgado (Convergencia), Alejandro Chanona (Convergencia), Ricardo Cantú (PT) y, por supuesto, el senador perredista, Carlos Navarrete, así como el dirigente nacional del PT, Alberto Anaya.

Durante ese encuentro, cuya grabación se pudo conocer a través de diversos medios de comunicación, Andrés López manifestó su molestia por la firma del anteproyecto para el debate por parte de uno de los integrantes de la presidencia colegiada de su partido, ante la debacle que se vive en el interior del partido del sol azteca, y dejó ver que nadie de los presentes ni las dirigencias nacionales de ninguno de las fuerzas políticas que lo acompañan en su cruzada por la defensa del petróleo es más importante que él.


En ese momento, Carlos Navarrete se atrevió a preguntar: Para que nos quede bien claro Andrés Manuel, ¿el movimiento eres tú?


-¡Sí, soy yo! –respondió ante el silencio de todos los presentes el ex candidato a la Presidencia de la República, quien de esa forma hecho para atrás el proyecto de acuerdo que ya se empezaba a gestar para hacer un debate sobre la iniciativa de reforma energética presentada por el presidente Felipe Calderón y dejo ver que las negociaciones y la confrontación de ideas no son lo que realmente le interesa, sino mantenerse vigente en los medios y en la mente de los mexicanos con temas como este y el del secretario de Gobierno, Camilo Mouriño.


La verdadera intención de Andrés López, explicó en su momento el dirigente nacional del PAN, es mantenerse confrontado y tratar de impedir el trabajo del presidente de la República. Lo cierto es que las estrategias de golpeteo del ex jefe de Gobierno del Distrito Federal no solo afectan al gobierno federal, dañan hasta a su propio partido, que por su culpa se está fracturando, y entorpecen la vida cotidiana de la gran mayoría de los mexicanos.


Por el momento, las tribunas del Congreso de la Unión han quedado libres, luego de que se logró el acuerdo para debatir la iniciativa por 72 días, pero derivado de la presión del presidente legítimo, el FAP ha condicionado la suspensión de las movilizaciones a que el debate sea real y llegue a todos los sectores de la sociedad, lo que, por supuesto, quedará al arbitrio y consideración del mandamás de esas fuerzas políticas de izquierda.


Cierto es que esa imposición y las actitudes de Andrés López, están generando fracturas muy reales al interior del PRD, ya le pasó hace unos días que exigió a los diputados de su partido que firmaran una carta responsiva para comprometerse a continuar en las movilizaciones contra la reforma energética, demanda que tuvo como respuesta que más de 90 de los 127 miembros de esa fracción en la Cámara de Diputados se hayan negado a signar el documento.


Además, la crisis por la que atraviesa hoy el partido del sol azteca por la elección de su dirigencia nacional, tiene que ver en buena medida con el mesianismo y las actitudes de dictador que ha dejado ver esta persona que definitivamente está enferma de poder, pues ha querido imponer a toda costa, cueste lo que cueste y dañe a quien dañe, a su candidato, Alejandro Encinas, a quien incluso favoreció con una serie de acciones ilegales, que encontraron respuesta similar entre las huestes del candidato opositor, Jesús Ortega.


De ahí que el resultado real de ese proceso interno no se conoce aún a casi un mes y medio de celebrada la elección; que se haya designado una presidencia colegiada a todas luces ilegal por anti estatutaria y que la anulación de la elección ronde con tanta insistencia por las oficinas del Comité Ejecutivo Nacional del PRD, todo esto, derivado del maniqueísmo de un solo personaje.


Insisto, el excesivo protagonismo de Andrés López ha perjudicado no solo a las instituciones o a su propio instituto político, sino a la vida democrática de todo un país, porque con el pretexto de impedir una reforma de ley que a su juicio es inconstitucional y privatizadora de los hidrocarburos mexicanos, al mismo tiempo está promoviendo a través de sus seguidores incondicionales la realización de una serie de acciones que son claramente inconstitucionales, como es la cancelación del Congreso de la Unión y, en su momento, la toma de carreteras, que impide flagrantemente el derecho constitucional al libre tránsito.


La indolencia y la falta de congruencia del auto designado líder nacional de la izquierda mexicana, lo han llevado a promover la ya muchas veces citada exigencia de debatir la iniciativa de reforma energética, pero al mismo tiempo a tomar por asalto las tribunas en las que el mismo se llevaría a cabo. Y en lugar de un debate de 50 días, que proponían el PAN y el PRI, exigía un debate de 90 días, con la clara intención de que culminara precisamente un día antes del Segundo Informe de Gobierno de Felipe Calderón.


En cuanto al debate por la reforma energética, los argumentos del gobierno federal pasan desde la aguda crisis que vive Pemex desde hace muchos años, hasta el déficit de 500 mil barriles de petróleo y 14 mil millones de dólares anuales que se prevén para los próximos años si no se inyectan mayores recursos para la modernización, investigación y exploración de yacimientos en aguas profundas, para lo que México requiere de tecnología de punta.


Por su parte, el FAP responde que las medidas previstas en la iniciativa para que a Pemex se le autorice a contratar tecnología y asesorías extranjeras para la realización de sus funciones son propuestas privatizadores e inconstitucionales que equivalen a contratos de riesgo.


Dicha interpretación parece muy forzada, porque curiosamente el gobierno izquierdista de Cuba, ejemplo en muchos aspectos para el PRD, sí cuenta con contratos de riesgo, que implican que el Estado autoriza a empresas extranjeras para que sondeen, perforen, extraigan y comercialicen el petróleo que existe en sus aguas patrimoniales, a cambio de que la iniciativa privada entregue el 50 por ciento de la producción a la economía cubana. Si eso se hiciera en México, ahora sí estaríamos hablando de algo mucho muy delicado.


El debate mediático ya llegó hasta el Congreso de Michoacán, donde en sesión nuestros diputados locales tuvieron a bien distraerse de otros temas relevantes del estado, como el conflicto entre el Sindicato de Trabajadores al Servicio del Poder Ejecutivo (STASPE), la inseguridad y las iniciativas pendientes, para discutir un tema que se va a decidir, en el marco de las competencias legales, en el Congreso de la Unión.


Al respecto, el coordinador parlamentario del PAN, Francisco Morelos Borja, puso un ejemplo muy didáctico, como con peras y manzanas, ante los diputados del PRD que se subían al tema buscando notoriedad. El panista explicó que la exigencia del FAP de no permitir un solo peso de inversión privada en Pemex, equivaldría a dejar sin funcionar la maquinaria de la paraestatal que en algún momento dado se llegara a descomponer, puesto que para conseguir la pieza que faltara habría que encargarla al extranjero, porque en México no las hay, o solicitar el servicio técnico de especialistas que no existen en el país.


La contratación de esos servicios no equivale a privatizar a Pemex, argumentó Francisco Morelos, porque cualquier empresa petrolera del mundo requiere en algún momento determinado de contratar a particulares para realizar algunas de sus tareas, sin necesidad de que esto parezca si quiera un contrato de riesgo.


En este sentido, cabe señalar que Corea del Norte y México son los únicos países del mundo que tienen una constitución que impide la inversión privada en exploración, explotación y en la refinación de hidrocarburos.


Ya en su momento, el presidente izquierdista de Brasil, Lula Da Silva, dijo que Pemex para los mexicanos es como una diosa intocable, lo que es cierto y lamentable, porque históricamente la paraestatal no ha servido para todo lo que ahora pregonan Andrés López y sus seguidores, pues su principal virtud es enriquecer a políticos y familias que hoy cuentan con boyantes fortunas como producto de la explotación de nuestros hidrocarburos.


En tanto, la izquierda mexicana, liderada por un enfermo de poder, insiste en su cerrazón y en su interés por desestabilizar a un país en sus aras de ganar notoriedad.


Como consecuencia de las ocurrencias e imposiciones de Andrés López, su partido, el PRD, padece de una descomposición sin precedentes y hoy carece de una dirigencia nacional legal y de liderazgos institucionales. Así, a pesar de no ser presidente constitucional, ni senador, ni diputado o dirigente nacional de un partido político, el tabasqueño se ha salido con la suya, en el sentido de sobajar a sus correligionarios a lo que dicten sus intereses particulares.

Habrá que ver cuánto más aguantamos los mexicanos de un personaje que solo llama a la división y a la confrontación por mantener los reflectores sobre su figura y no desaparecer simplemente en el mar del olvido. A final de cuentas, en el FAP él es el que ordena, él es el que dicta, él es el que manda. En resumen, y como él mismo dijo, el movimiento es él.

jueves, 17 de abril de 2008

miércoles, 16 de abril de 2008

DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Por: Alejandra Ortega Rodríguez

  • AMLO, EL PEZ POR SU BOCA MUERE
Si en todo el país hay alguien cuyas acciones y discursos dependan casi al 100 por ciento de los ratings en los medios de comunicación, del escándalo y de las encuestas de popularidad, su nombre debe ser Andrés López Obrador, el autodenominado “presidente legítimo de México”, quien en muchas ocasiones ha dejado ver su voracidad por ocupar espacios en la televisión, la radio y la prensa escrita, como instrumentos para mantener su ascendencia sobre un fiel grupo de seguidores que creen ciegamente cuanto dice.


Hace apenas unos días, el ex candidato presidencial estuvo en una entrevista de más de 40 minutos en el Canal 2 de Televisa, el de más alto rating en el país, para exponer, desde su muy particular punto de vista, sus impresiones sobre dos temas que en las últimas semanas han acaparado la atención nacional: la elección interna del PRD para renovar su dirigencia nacional y la controvertida propuesta para reformar el sector energético en la República Mexicana.

La entrevista, plagada de contradicciones de parte del entrevistado, dejó ver a un López Obrador fuera de cancha, evasivo, poco sagaz y sin contundencia como en otros tiempos. Esto lo aprovechó muy bien el comunicador, quien pareció estudió profundamente la psicología del político y de esa forma logró calcular de antemano cuáles serían las posibles salidas que buscaría ante las inevitables preguntas incómodas.

Andrés Manuel comenzó exigiendo ocupar espacios televisivos, con el argumento de que tiene derecho de réplica y constantemente es criticado en distintos sitios de información y análisis sin que se acepten sus peticiones para aparecer ante las cámaras a dar su muy personal versión sobre temas de la agenda nacional.

Para cualquier habitante de México medianamente informado, es un hecho más que confirmado que el ex candidato presidencial aparece todos los días en los medios de comunicación, sin importar que una y otra vez repita hasta el cansancio las mismas palabras trilladas de los últimos dos años. Sin embargo, dejó en claro que aún no es suficiente para él, porque en su mente merece una especie de trato preferencial.

El multicitado líder perredista pretendía evadir temas como la elección interna del partido del sol azteca, pero finalmente tuvo que ceder y dejar en evidencia una serie de inconsistencias y sobre todo contradicciones en su discurso de los últimos años.

En su opinión, el proceso interno del PRD no debe ser anulado, puesto que las irregularidades, aunque reconoció que se registraron muchas, no fueron lo suficientemente graves como para ameritar la anulación. Es curioso que las cosas se hayan dado de tal forma que a menos de dos años de la elección presidencial, todos los argumentos esgrimidos para revertir la eventual Victoria de Felipe Calderón se han conjugado en contra de Andrés Manuel.

Por ejemplo, el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) en los comicios federales de 2006 arrojaba una variación de 7 puntos porcentuales entre lo que aparecía en el conteo preliminar y el número de empadronados ante el Instituto Federal Electoral (IFE), lo que a decir del tabasqueño en ese entonces era motivo suficiente para anular la elección.

Hoy, en el proceso interno del partido del sol azteca existe también una diferencia de 7 puntos porcentuales entre el número de militantes que acudieron a las urnas y el número de votos que se registró, lo que en este caso, según él, no es razón como para invalidar la elección y repetirla.

De la misma forma, no aceptó su error al salir públicamente a apoyar a uno de los candidatos a la dirigencia nacional de su partido, Alejandro Encinas, y arguyó que esto lo hizo de forma discreta, sin embargo el cuestionamiento es que un autodenominado “presidente legítimo” no puede expresarse a favor de ningún candidato.

Esto mismo lo reclamó en su momento cuando acusó al ex presidente Fox de meter las manos a favor del entonces candidato a la Presidencia de México Felipe Calderón y los calificó como delitos electorales que afectaban el principio de equidad en el proceso electoral.…Graves inconsistencias.

Pero para colgarse de temas públicos y políticamente más rentables, Andrés Manuel ha encontrado una mina de oro en una imaginaria iniciativa de reforma energética que aún antes de existir ya había sido calificada por el perredismo como una propuesta tendiente a privatizar a Petróleos Mexicanos (PEMEX), mediante una serie de eufemismos que encubrirían las verdaderas y maléficas intenciones de los integrantes del gobierno federal para entregar el patrimonio nacional a la inversión extranjera.

Recientemente, el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal vino a Michoacán como parte de las giras que está realizando para organizar a sus seguidores con la intención de impedir la presentación de la iniciativa de reforma energética a toda costa mediante un movimiento de resistencia civil pacífica que aunque podría bloquear carreteras, aeropuertos, bancos, centros comerciales y oficinas públicas, según él no violentaría los derechos del resto de los mexicanos.

Ante decenas de simpatizantes, cuando antes se contaban por decenas de millar, López Obrador dijo en Morelia que si el gobierno federal realmente quiere saber cómo rescatar a PEMEX debería pedir su consejo.

Es simpático que lo haya dicho justo en este momento de la vida nacional, cuando en el Congreso de la Unión se acaba de entregar un diagnóstico general de la situación de la paraestatal y el gobierno federal ha dejado entrever aspectos básicos de la que podría ser su propuesta, mismos que no se contradicen con el clamor general de la población, puesto que se desmiente la supuesta privatización de PEMEX, pero se apuesta por la inversión privada y por el impulso a la modernización de la paraestatal.

Tal vez, y sólo tal vez, la Presidencia de la República no había considerado consultar al ilustre político tabasqueño, por la simple y sencilla razón de que ya tiene en su haber aquél libro publicado por el propio López Obrador hace dos años en el que se propone precisamente evitar la privatización del sector energético, pero sí por apostarle a la “asociación” con capital privado y trabajar en la “modernización y expansión”, del sector energético… Todo lo que critica en sus interminables discursos en contra de la reforma, en un solo párrafo de su libro él los aprueba.

El perredista jura y perjura que esa terminología empleada por el gobierno federal son eufemismos para disfrazar el proceso de privatizar a la paraestatal. Lo curioso es que esos mismos eufemismos fueron empleados, como se mencionó, dos años antes por el mismo tabasqueño.

También es de preocupar la propuesta impulsada por el ex candidato presidencial de que se tomen en cuenta las opiniones de todos los mexicanos para que la reforma energética sea plural y recoja sus inquietudes.

Es un hecho que asuntos tan importantes como este, merecen el análisis y el estudio profundo de los expertos, de quienes entienden de estos temas, pues ponerlo a consideración de todos los mexicanos es igual a preparar el terreno para la anarquía, que tanto conviene al “presidente legítimo”.

Considerando que diputados y senadores son, ya de por sí, nuestros representantes y que sobre ellos recae la obligación de votar por las medidas que mejor convengan al país, es ocioso tomar parecer a los casi 104 millones de mexicanos.

Si no fuera tan preocupante la crispación de Andrés Manuel López Obrador, sería hasta hilarante el hecho de que él mismo se enrede y se contradiga tanto cuando se comparan los contenidos de sus palabras y sus discursos anteriores con los actuales. Por eso es que se dice que el pez por su boca muere.

Correo electrónico: jana.ortegarod@gmail.com