jueves, 14 de agosto de 2008

DE AQUI Y DE ALLA

Por Alejandra Ortega Rodríguez
  • VELAN ARMAS LOS PARTIDOS PARA EL 2009
Las elecciones federales intermedias de 2009, en las que se renovará la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, serán determinantes para que los partidos políticos midan fuerzas, pero también para conocer la evaluación que de los diferentes institutos políticos haga el electorado mexicano.

Esto cobra aún más relevancia si tomamos como base la atípica elección presidencial, que por el escaso margen con el que obtuvo el triunfo el vencedor, generó una serie de problemas y de movimientos que aún siguen teniendo repercusiones tanto en la vida interna de los partidos como en la vida cotidiana de los habitantes de este país.

Para el proceso electoral que comenzará formalmente en el mes de octubre de este año, el Partido de la Revolución Democrática PRD llega muy disminuido y mermado en todos los sentidos, ya que no aprovecharon su momento histórico y a partir de entonces han seguido una pésima estrategia que se caracteriza por destacar la irresponsabilidad de sus principales figuras, empezando por Andrés Manuel López Obrador.

Este personaje, que vivió sus mejores momentos en cuanto a popularidad cuando se erigió como mártir porque el gobierno federal pretendía desaforarlo por la comisión de varios delitos, se convirtió en el 2006 en el principal activo político de su partido, pero paradójicamente, su falta de mesura, de conciencia y de inteligencia política es también la principal responsable de la grave situación de deterioro en la que se encuentran el sol azteca y su militancia.

El intento de López Obrador por apoderarse de las principales posiciones en esa fuerza política, la necedad de dejar al margen de las mismas al fundador Cuauhtémoc Cárdenas y familia, y la soberbia de pretender dictar línea a mandatarios, a gobernadores, a militantes, a simpatizantes, a no simpatizantes, a ciudadanos y a medios de comunicación, son algunas de las causas por las que el PRD está perdiendo terreno de manera acelerada.

También es responsable de la problemática partidista el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubón, quien hasta hace unos meses obedecía los dictados de su antecesor al pie de la letra y que hoy, ya con el poder en la mano, hace y deshace en la capital del país con el único y exclusivo fin de alcanzar sus intereses personales, de los que no se escapa, por cierto, la posibilidad de la candidatura presidencial en el 2012.

Tan delicada es la situación para el PRD, que ya hasta el gobernador perredista de Michoacán, Leonel Godoy Rangel, reconoció en un encuentro con la cúpula de ese instituto político que su partido está en peligro de pasar del segundo al tercer lugar en cuanto al número de representantes en la próxima Cámara de Diputados, y eso, de una forma muy disminuida.

Pero no sólo los perredistas, sino todos los partidos políticos, se están preparando para hacer suyo ese botín político que es el Congreso de la Unión, porque a final de cuentas es en la máxima tribuna del país donde se discuten y determinan los asuntos de vital importancia para el devenir del país.

Además, es en ese espacio donde se hacen los amarres y enjuagues que pueden permitirle a las distintas fuerzas políticas buscar la preponderancia en los temas más relevantes para el país y, sobre todo y muy especialmente, el ejercicio del poder público.

Por ese motivo vemos que todos los partidos políticos se empiezan a mover. Y en este contexto en el Partido Acción Nacional (PAN) se registra la reaparición del ex presidente de la República, Vicente Fox Quesada, y del ex dirigente nacional del blanquiazul, Manuel Espino Barrientos.

A simple vista, lo anterior podría parecer muy extraño y paradójico para muchos, sobre todo después de que el propio Manuel Espino haya acusado, hace unas semanas, al actual presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, también de extracción panista, de espiarlo a través de sus “capos”.

Es un secreto a voces que en el equipo político calderonista no existen cuadros que sean altamente atractivos o rentables para el debate, para responder a los constantes ataques de la oposición y para salir airosos de esos enfrentamientos mediáticos.

De ahí la nueva estrategia del dirigente nacional del PAN, Germán Martínez, para reincorporar a la palestra y poner nuevamente bajo los reflectores a figuras importantes como Fox y Espino, quienes han tenido, sin duda, proyección dentro del partido y que son quienes ahora pueden hacer frente a las críticas contra la segunda administración federal panista.

Por supuesto que ellos, que al interior de Acción Nacional forman parte del grupo contrario al de Calderón, deben haber negociado bien por sus servicios y lo más probable es que los acuerdos con la dirigencia nacional ahora les garanticen un buen número de posiciones en las próximas elecciones federales.

Y es que el PRD cuenta con piezas importantes para la estrategia y figurar públicamente durante el proceso electoral, como el propio López Obrador, Marcelo Ebrard y hasta Alejandro Encinas, así como en menor medida Leonel Godoy, mientras que el Partido Revolucionario Institucional (PRI), cuenta con cuadros de la talla de su dirigente nacional, Beatriz Paredes Rangel; el coordinador de los senadores priístas, Manlio Fabio Beltrones, y el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, así como en Michoacán con el diputado federal, Ascensión Orihuela Bárcenas.

Con ese panorama al frente, al PAN necesita responder a los ataques y cuestionamientos que seguramente se darán como parte natura del proceso electoral y como el blanquiazul es además gobierno, era evidente que tenía que buscar a algún actor político con la fuerza y el peso suficiente para responder.

En ese sentido, tanto Vicente Fox como Manuel Espino son figuras que pueden jugar muy bien ese papel, sobre todo porque antes ya lo habían hecho, y de esa forma evitan un desgaste innecesario a los otros panistas del equipo calderonista que ocupan puestos clave en el gobierno, en el partido y en el Congreso de la Unión.

Por su parte, el PRI también tiene mucho en juego para estas elecciones federales, pero a diferencia del PRD y del PAN, los priístas han demostrado ser expertos en el manejo de los tiempos político-electorales, pues no hay que olvidar que a final de cuentas es ese partido el que construyó el sistema político que rige a nuestro país.

Aún hoy, y en muchos sentidos, esa experiencia les resulta muy útil, pues saben perfectamente que “el que se mueve, no sale en la foto”, y es precisamente por eso que actúan con una disciplina que debería ser ejemplo para los otros partidos políticos, que proceden con cautela y de manera mesurada van acomodando sus piezas, así, sus adversarios políticos, enfrascados en las luchas internas y externas, ni los sientan.

Los tricolores se trabajan con un bajo perfil, sin captar los reflectores más allá de lo estrictamente necesario y sin entender el bajo perfil como la incapacidad y la inoperancia que ha demostrado el gabinete de Leonel Godoy, sino que operan de una forma muy dirigida, lo que les permite ganar en buena medida el capital político que los otros partidos pierden.

Hasta ahora, el panorama político general del país coloca al PAN y al PRI como partidos que están buscando de manera intensa la mayoría en el Congreso de la Unión, mientras que el PRD se perfila como el gran perdedor, porque no ha sido capaz de organizarse y reinventarse, aún teniendo entre sus figuras a quien hace dos años los condujo hasta niveles antes inalcanzables.

Está claro que mientras el blanquiazul y el tricolor ya mueven sus piezas para el proceso electoral del próximo año, el partido del sol azteca sigue absorto en sus pugnas internas por la dirigencia nacional, y aunque su movilización contra la reforma energética los ha podido unir en algunos momentos, además de que se ha convertido en su principal bandera política en los últimos meses, lo cierto es que pesa más en esa fuerza política el fantasma de la división.

Por lo que se refiere a Michoacán, el complejo panorama político-electoral que se vislumbra para el PRD incidirá en el ánimo de sus militantes. Las recientes declaraciones del gobernador Leonel Godoy se pueden interpretar como un síntoma de debilidad y preocupación entre la militancia del partido del sol azteca, pues es grave el tener que reconocer de manera tan abierta que se necesita de una recomposición interna, para evitar ser la tercera fuerza en la máxima tribuna del país.

Las declaraciones del ejecutivo michoacano se pueden interpretar como un síntoma de debilidad y preocupación entre los perredistas, pues el reconocer de forma tan abierta que se necesita de una recomposición interna, ello en boca del propio representante del ejecutivo estatal resulta muy curioso, además de que llamó a sus correligionarios a tomar en sus manos los trabajos del partido y fortalecer e incrementar el trabajo territorial.

Cabe señalar, que en otros tiempos ese llamado “trabajo territorial” no quería decir mas que la operación político-electoral en los diferentes distritos electorales, que traducido en términos más coloquiales no es más que la “mapachería”. En este sentido, habría que estar muy atentos para ver cuáles son las estrategias que emplean los militantes del sol azteca para, cuando menos, recuperar esos votos que tenían.

De esa forma, el gobernador parece estar hablando de manera clara y directa de que el PRD debe aprovechar su posición de ser gobierno de Michoacán para “bajar recursos estatales y federales” como dijo él a fin de trabajar en los municipios y colonias más marginadas en la gestión con tales fines electoreros, para capitalizarlos más tarde en votos contantes y sonantes.
Todos sabemos que estas acciones llevan a cabo normalmente, pero el hecho de decirlo abiertamente y de boca de quien salió, hay mucha diferencia.