jueves, 26 de junio de 2008

DE AQUÍ Y DE ALLÁ...


Agradezco mucho los comentarios vertidos respecto de mi trabajo y de los temas y situaciones a los que me he referido en las diversas colaboraciones en este espacio.

Cada punto de vista y opinión de los lectores la considero muy importante y estoy muy pendiente de todas ellas.

Espero poder responder siempre a las expectativas generadas por cada uno de quienes se toman el tiempo para leerme, pero también de quienes hacen uso de este sitio para plasmar sus ideas, críticas e inquietudes sobre los temas que trato y sobre mi persona.

Infinitas gracias, pues el objetivo final de quienes nos dedicamos a informar y a hacer crítica sobre los sucesos y acontecimientos de nuestro municipio, estado y país, es lograr captar el interés del lector y espero estarlo logrando.

Su servidora: Alejandra Ortega.

viernes, 20 de junio de 2008

DE AQUÍ Y DE ALLÁ

    Por Alejandra Ortega

  • SE DIVIDE MAS EL MAGISTERIO MICHOACANO

    Cada vez es más evidente la división existente ya no sólo en el magisterio michoacano, sino en la corriente democrática magisterial en que en otros momentos fue encabezada por Raúl Morón Orozco y Juan Pérez Medina. Sin embargo, los motivos que han originado las diferencias entre sus principales referentes son de lo más mezquinos y ponen al descubierto la falta de legitimidad de este movimiento que tanto daño le ha hecho a Michoacán y, particularmente, al sector educativo en la entidad.

    Aquella disputa que comenzó en abril de 1989, encabezado por Raúl Morón, Juan Pérez, Artemio Ortiz Hurtado, Rogelio Sosa Pulido y Sergio Espinal por un lado y Juan Manuel Macedo, José Luis Chávez Romero, Delfino Paredes y Armando González Carrillo, por otro, ha perdido el rumbo.

    Desde el inicio de aquél movimiento, llamado Movimiento Democrático Magisterial (MDM), han surgido una serie de líderes que paulatinamente se han orientado más a lo político y que se han preocupado más por beneficiar a sus allegados que por defender los derechos de los estudiantes michoacanos, como han argumentado hasta el cansancio.

    A lo largo de los años, el movimiento ha degenerado. Primero los maestros rebeldes al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, dirigido por la eterna Elba Esther Gordillo Morales, lograron la secretaría general de la Sección XVIII, y la mantuvieron en su poder por una década, pero en 2002 se opusieron a participar en un procedimiento electoral que consideraron amañado para hacer llegar al Comité Ejecutivo Seccional a alguien apegado al grupo institucional.

    Ante esa autoexclusión, Juan Manuel Macedo ganó la dirigencia estatal formal del magisterio michoacano prácticamente sin oposición, mientras que los profesores entonces dirigidos por Juan Pérez decidieron crear un comité alterno al que pretendieron vestir de legalidad frente a las autoridades laborales, lo que evidentemente fue rechazado por la Junta Local de Conciliación y Arbitraje.

    La herencia del gobierno de Víctor Manuel Tinoco Rubí para la administración de Lázaro Cárdenas Batel fue un magisterio dividido, que en otras circunstancias habría sido lamentable, pero que siendo analizado de manera práctica, representaba para la parte patronal la facilitación del control en las negociaciones. Sin embargo, para sorpresa de propios y extraños, el entrante mandatario estatal tomó la peor de las opciones, que fue la de reconocer, al menos de manera tácita al Comité Ejecutivo Estatal alterno, que en poco tiempo pasó a manos de Sergio Espinal García.

    Para entonces, Raúl Morón ya había sido dirigente estatal del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y era diputado local, mientras que Juan Pérez Medina se convirtió en diputado federal, gracias al respaldo de la Alianza por la Unidad Democrática (AUD), corriente interna perredista que está integrada principalmente por profesores y otros sindicalistas.

    Los dos ex dirigentes magisteriales y nuevos representantes populares ya habían moderado sus formas de accionar. Ya no eran los líderes sindicales que encabezaban marchas y pateaban y quemaban puertas, y por lo tanto, no les cayó muy en gracia el arribo de Sergio Espinal al Comité Ejecutivo Seccional, pues representaba un paso hacia atrás, volver a la forma anterior de hacer las cosas.

    Morón y Pérez se avocaron a sus carreras políticas, mientras que Espinal continuó por el camino de la beligerancia, lo que acentuó aún más las diferencias entre los dos grupos internos del magisterio democrático que ya se avizoraban, pero el panorama empeoró de manera considerable para el sector educativo michoacano una vez que Artemio Ortiz Hurtado, agente de un ala extremadamente radical, arribó a la dirigencia estatal magisterial.

    Si antes las movilizaciones se hacían buscando los pretextos más vanos y argumentando las razones más absurdas, a partir de ese momento las cosas empeoraron. La actitud radical del nuevo dirigente sindical, de una fracción que ni siquiera cuenta con una representación legal, se llevó a la práctica y hoy sus agremiados parecen empeñados en demostrar que pueden seguir cobrando cada vez más, a la vez que acuden cada vez menos a cumplir con su trabajo en las aulas.

    Cabe recordar que el conflicto entra ambos grupos magisteriales inició en 1990, cuando Genovevo Figueroa Zamudio era gobernador del estado y recibe la orden de la Presidencia de la República de encarcelar a todos los líderes visibles que en esos momentos exigían aumento salarial vía las marchas y tomas de calles y avenidas en la capital michoacana.

    Pero al poco tiempo fueron puestos en libertad tras iniciarse una gran marcha que paralizó al sector educativo en la entidad, como presión para que los profesores capturados fuesen puestos en libertad.

    Entonces los maestros iniciaron una serie de negociaciones con el gobierno, presentaron un pliego petitorio, pero ésta vez acompañado por una gran marcha, que desde entonces se convirtió en tradición para el grupo inconforme.

    Actualmente, los problemas se han agudizado pues el propio gobierno ha propiciado un juego perverso entre ambas corrientes magisteriales, al darles voz y voto, tanto a los democráticos como a los institucionales. Sólo así podemos entender la situación que se ha desencadenado en un movimiento de cada vez mayor magnitud, beligerancia y falta de respeto a las instituciones, en el que los profesores, ahora adheridos a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), ahora hasta acusan abiertamente a su antiguo líder, Raúl Morón, de manipular y conspirar contra la corriente democrática magisterial.

    El pasado martes 17 de junio lo anterior quedó de manifiesto, cuando un grupo de maestros democráticos ingresó al Congreso del Estado por segunda semana consecutiva para, entre empujones, consignas y rechiflas, obligar a Morón Orozco, ahora presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, a abandonar el Salón de Recepciones, incluso hasta el Palacio Legislativo.

    Los representantes de los medios de comunicación presentes preguntaron al ex dirigente magisterial si esta nueva manifestación le recordaba todas aquellas ocasiones en las que era él quien irrumpía de forma grosera y violenta en distintos edificios públicos, incluso intentando quemar la puerta principal de Palacio de Gobierno durante la administración de Tinoco Rubí.

    En respuesta, Raúl Morón argumentó que cuando él encabezaba las marchas, las puertas de las instituciones estaban cerradas, pero ahora no hay motivo para la violencia, puesto que los grupos inconformes siempre han encontrado las puertas abiertas para atenderlos.

    Hechos como este, que dejan en claro que existe una ruptura entre los diferentes grupos del magisterio, ya se vivían durante la campaña interna del PRD por la candidatura a la gubernatura de Michoacán. En alguna ocasión el entonces precandidato a gobernador realizó una de sus giras proselitistas el municipio de Huetamo, donde se encontró con la novedad de que los profesores democráticos habían tomado algunas carreteras y caminos del municipio, además de que desde temprana hora se encontraban apostados fuera de las instalaciones de diferentes bancos, impidiendo la apertura de las sucursales.

    El hecho causó la molestia de Raúl Morón, quien expresó su disgusto porque consideró que la movilización inhibía en buena medida la participación de la gente en el mitin que tenía previsto en ese municipio de la Tierra Caliente michoacana.

    Por ese motivo, llamó a su gente a averiguar si esto obedecía a una forma de boicot por parte de Artemio Ortiz Hurtado, puesto que el dirigente de la corriente democrática magisterial tenía conocimiento de esta actividad y por ello el también dirigente de la Alianza por la Unidad Democrática (AUD) esperaba que quien era su aliado, al menos en el papel, le hubiera preparado una muy buena recepción.

    Al evento, que estaba previsto como un mitin multitudinario, asistieron tan sólo unas 30 personas, y el ex dirigente magisterial expresó su inconformidad por lo inoportuno de las acciones organizadas por Ortiz Hurtado, cuando expresó: “no debemos distraernos en movilizaciones como esta, porque estamos descuidando lo más importante”, haciendo referencia a su búsqueda de la candidatura del PRD por el gobierno del estado para lograr el fortalecimiento del magisterio y con ello tener mayores oportunidades de exigir posiciones y negociar mejores cosas para ellos.

    La elección interna del partido del sol azteca concluyó, pero Raúl Morón logró para él y para su gente de la AUD una serie de posiciones y beneficios derivados de los resultados electorales obtenidos el 11 de noviembre del 2007. Él mismo se convirtió en diputado local, coordinador del grupo parlamentario del PRD y presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, pero también logró la colocación de algunos de sus más allegados en el Legislativo y un buen número de presidentes municipales afines.

    No satisfecho con ello, negoció con el nuevo gobierno estatal, lo que ni Cárdenas Batel se había atrevido a hacer, la titularidad de la Secretaría de Educación en el Estado (SEE). Artemio Ortiz sabía que había tal compromiso, y por eso propuso y pretendió imponer con insistencia a Mirabel Mejía en dicha dependencia, pero ya se había pactado que esa posición serviría para amarrar una alianza con Juan Pérez, que representa a un grupo que tiene diferencias con el de Morón.

    Fue así como, en medio de múltiples inconformidades y manifestaciones que hasta la fecha siguen, Aída Sagrero Hernández se convirtió en la nueva secretaria de Educación en el Estado, mientras que Juan Pérez se convirtió en coordinador de asesores, en otras palabras, el poder detrás del trono.

    Así, los grupos de Morón Orozco y Pérez Medina lograron un acuerdo de coyuntura, lo que sin embargo, hasta el momento les ha valido la cada vez más marcada enemistad de Artemio Ortiz, quien cada vez con mayor cinismo se burla de las autoridades y de las instituciones, tomando las instalaciones de la SEE desde el tercer día de la actual administración estatal y utilizando a los docentes michoacanos como carne de cañón.

    Es así, como recientemente logró, mediante sus clásicas presiones y chantajes, que el gobierno del estado haya firmado una minuta de acuerdos en las que se le otorgan sólo a ese grupo magisterial más de 500 millones de pesos por una serie de conceptos que tradicionalmente nunca se esclarecen en su totalidad.

    Los hechos en los que el presidente de la Junta de Coordinación Política fue prácticamente expulsado de sus oficinas, y del recinto en el que por ley debe despachar, tienen mucho más de fondo de lo que podría parecer. Esta historia no ha terminado, pero con la división cada vez más marcada en la facción más numerosa del magisterio michoacano, el único que gana es el gobierno del estado, que como parte patronal podrá tener mayor margen de maniobra con muchos grupos pequeños que con uno o dos grupos grandes, pues como reza la máxima “divide y vencerás”.

viernes, 13 de junio de 2008

DE AQUÍ Y DE ALLÁ



Por: Alejandra Ortega Rodríguez



  • TRANSFORMA EL PODER AL PAN


Mucho han cambiado las cosas en la vida interna del Partido Acción Nacional (PAN) a raíz de su victoria en el 2000 con Vicente Fox. Lo que era un partido político ocupado en velar por los intereses de todos los mexicanos con argumentos y posiciones muy valientes y llenas de inteligencia y talento, ahora parece que va decayendo de forma por demás preocupante.



Era de imaginarse el cambio sustancial que sufriría el PAN y los panistas a raíz de haber conocido y estado en el poder, de haberse convertido en la principal fuerza política y haber logrado triunfos contundentes, no sólo en el Ejecutivo, sino en gobiernos de entidades importantes, en el Congreso de la Unión, así como diversos ayuntamientos en todo el país.



Existe aún el recuerdo de personajes con una riqueza cultural y política de gran magnitud como Manuel Gómez Morín, Efraín González Luna, Miguel Estrada Iturbide, Rafael Preciado Hernández, quienes sostenían que la transformación hacia un México mejor y democrático debía ser a través del pensamiento, de propiciar una revolución basada en las ideas y no en las armas.



Así, crean un partido que tiene como principios y valores fundamentales el reconocimiento y respeto a la eminente dignidad de la persona humana; el bien común; la solidaridad y la subsidiariedad, todo ello derivado del humanismo político.



Sin embargo, a pesar del papel preponderante y fundamental que representaría Acción Nacional a través de los años, y que muchos de sus esfuerzos electorales fracasaron por el atropello, el fraude y la represión por parte del gobierno, los pocos militantes que se atrevían a incursionar activamente en sus filas, seguían siendo para muchos una pieza importante dentro del juego político de México, el contrapeso que podía llegar a ser muy incómodo al gobierno pero que despertaba la conciencia de muchos mexicanos.



En Michoacán, la situación era muy parecida, un PAN con una estructura pequeña pero bien organizada que tenía entre sus filas a personas distinguidas y de reconocido valor intelectual y probada honestidad, que trabajaban en el fortalecimiento de su estructura y en la difusión de sus ideas.



Al paso del tiempo cambió la forma de trabajar y la interrelación con la sociedad, se observaba un partido un poco más cercano a los ciudadanos, con una mayor apertura hacia la sociedad, más interesados en incrementar el número de sus militantes, aunque aún con muchas reservas, una relación cordial y muy estrecha entre sus miembros, como si fuese casi, casi un club.



Sin embargo, les seguía constando trabajo penetrar en ciertas zonas, sobre todo las marginadas, pues la idea creada de que los panistas son personas de posición económica desahogada, estudiados, perfumados y que andan sólo por las banquetas, pesó mucho por un buen tiempo, y ello lo aprovecharon muy bien partidos como el PRI y PRD que calificaron al PAN como un partido de élite.



La coyuntura que llegó al final del sexenio del ex presidente Zedillo, favoreció al entonces candidato panista Vicente Fox, quien tenía una personalidad fuera de lo común, relajada pero firme, un fenómeno que causó impacto entre los mexicanos y no pasó desapercibido en ningún momento, y aunque había ciudadanos a quienes no les simpatizaba, la realidad es que también muchos hicieron efectivo el famoso “voto útil” y el resultado fue una copiosa votación a favor del blanquiazul.



Pero pronto cambiarían muchas cosas al interior del partido. Algunos panistas michoacanos, que hasta entonces eran desconocidos y que se arriesgaron ese año a salir como candidatos a las diputaciones y alcaldías, vieron coronados sus escasos esfuerzos de campaña en contundentes triunfos, gracias al efecto Fox.



Ello transformó la perspectiva de los panistas, pues ahora se daban cuenta de que a pesar de no contar con un proyecto propio importante y bien estructurado para una campaña, se podía ganar. Sólo era necesario invertir más dinero, promocionar, no tanto sus figuras, sino más bien los símbolos del PAN, privilegiando la mercadotecnia.



Es así como se empiezan a pelear los espacios, se crean grupos de poder al interior. Si antes se decía que el PAN pertenecía a unas cuantas familias, que no era exactamente así, ahora ese partido estaba en manos de grupos encabezados por militantes que se sentían con el derecho de dirigir y definir el rumbo del blanquiazul, y otros más que contaban con el apoyo y respaldo de panistas de nuevo ingreso afiliados con el propósito de fortalecer y hacer efectivos los incipientes liderazgos.



El choque entre los grupos se hizo cada vez más evidente y se radicalizó. De igual forma las negociaciones, acuerdos y colusiones entre unos cuantos para obtener mayores prebendas y espacios empezó a ser parte de la vida interna de ese partido.



Aunque los reglamentos y estatutos dictan que es la Asamblea el órgano máximo del partido, en la que se toman las principales decisiones, lo cierto es que su estructura e integración permiten que sea manipulada por los propios grupos y, por ende, los resultados de los acuerdos que de ella trascienden.



Actualmente, en Michoacán existen dos grandes corrientes al interior del partido: los tradicionales o doctrinarios, entre los que se encuentran el diputado local Francisco Morelos Borja, el delegado federal de SEDESOL Luis Mejía Guzmán, el senador José González Morfín y el diputado federal José Luís Espinosa Piña.



Los llamados neopanistas o pragmáticos, entre los que están el ex diputado local Benigno Quezada Naranjo y el senador Marko Cortés Mendoza, entre otros. Así mismo surge la figura del actual secretario de la Función Pública, Salvador Vega Casillas, quien intenta crear otro grupo más.



La transformación que hemos visto en el PAN en el estado es parte de la descomposición general de ese instituto político, desde el triunfo de Manuel Espino como presidente nacional del blanquiazul, en una elección muy reñida y competida como nunca antes, en donde Carlos Medina Plascencia quedó sólo 21 votos por debajo del ganador.



En esa elección se hizo gala de la operación político electoral que no era práctica común entre los panistas, y que cada vez se utiliza más.



Por primera vez el PAN tenía un Presidente de la República y un Comité Ejecutivo Nacional a modo, que trabajó meticulosamente para abrir espacios en todas las estructuras de gobierno y del partido a militantes y adeptos al grupo en el poder.



Al llegar Felipe Calderón a la Presidencia de la República, la historia se repite. Ésta vez el panismo tradicional intenta recuperar los espacios perdidos, a través del triunfo bien manejado de Germán Martínez al frente del CEN.



Por ello no es difícil entender tantos cambios y reacomodos a partir del arribo de los doctrinarios. Es así como se da una ya esperada remoción de Santiago Creel como coordinador del PAN en el Senado, aunado esto a otras muchas circunstancias.



Cabe recordar que Santiago Creel Miranda compitió en la elección interna para la Presidencia de las República contra Alberto Cárdenas y Felipe Calderón, en una contienda muy intensa y que provocó el desgaste y la confrontación entre los grupos como nunca antes, pues se esperaba que el ex secretario de Gobernación fuera el candidato único, con todo el respaldo de la Presidencia de la República.



En este escenario, es previsible que las pugnas internas dentro del PAN se agudicen, pues lo cierto es que, a pesar de que Felipe Calderón ha logrado colocar gente de su confianza en puestos estratégicos, no tiene aún todo el control del partido.



Ejemplo de esto es Michoacán, en donde a pesar de contar con delegados federales afines, y de que el Comité Estatal está encabezado por el tradicionalista Germán Tena Fernández, casi todas las secretarías y direcciones se encuentran en poder del grupo que lidera Marko Cortés.



Los grupos se reacomodan y empiezan a mover ya sus cartas, para preparar el terreno, mediante acuerdos y alianzas que a veces parecen inverosímiles, pero que sin embargo son parte del mismo juego.



En este sentido, las cosas llevan ya una tendencia al desgaste y a la transformación de un instituto político, que ya poco tiene que ver con sus orígenes.



Sin embargo, aun quedan muchos ciudadanos que aún creen en su filosofía y que ven al PAN como el partido capaz de cambiar al país y revertir el daño que por tantas décadas se le hizo a México.



Menuda tarea y responsabilidad pesa en los dirigentes y en las cabezas de los grupos para recomponer el sentido, recuperar el rumbo y responder a las expectativas que la población les ha puesto en sus manos.

jueves, 5 de junio de 2008

DE AQUÍ Y DE ALLÁ

Por: Alejandra Ortega Rodríguez




  • REFORMA ENERGÉTICA Y EL OPORTUNISMO POLÍTICO



Los debates que se están llevando a cabo en el Senado de la República sobre la reforma energética impulsada por el Ejecutivo Federal han dado muestra a los mexicanos de la forma correcta de confrontar ideas y de contrastar las propuestas de nuestros legisladores y de los expertos en la materia, que son quienes verdaderamente tienen algo que decir y aportar a un asunto que se antoja, de por sí, bastante coyuntural y espinoso.


Los argumentos sólidos de muchos participantes han abonado, sin duda, a enriquecer la propuesta del presidente Felipe Calderón respecto de las políticas de los hidrocarburos, con ello se reduce la posibilidad que se empantane y que se utilice el debate y la discusión entre los representantes populares en las cámaras para obtener beneficios personales y de partidos, como estaba ya ocurriendo.


El tema de la reforma energética ha servido de bandera y como oportunidad para muchos actores políticos que salen a defender una causa que para ellos es muy noble como lo es la supuesta defensa de la soberanía del país y del petróleo. Defensa que, sin embargo, no es más que un simple slogan publicitario para quienes necesitan estar en la palestra y tener sobre sí los reflectores de todos los medios de comunicación, para sentir que hacen y dicen cosas importantes.


Tal es el caso del jefe del gobierno capitalino Marcelo Ebrard, quien ha decidido llevar a cabo en la capital del país una novedosa consulta ciudadana sobre la reforma energética, y tomarle así la palabra a su guía espiritual y de conciencia Andrés López Obrador, quien busca más adeptos y seguidores para sus propósitos a través de sus recorridos por la amplia geografía mexicana, y lo hace a través de la creación de sus Brigadas por la Defensa del Petróleo, que no tienen otro propósito más que intentar fortalecer su estructura que está cada día más debilitada.

Parece entonces inverosímil que a estas alturas, salga el jefe de gobierno capitalino con su asombrosa idea de tomar parecer a todos los ciudadanos del Distrito Federal para que propongan y decidan si están de acuerdo o no con la reforma. Tema que, sin duda alguna, es muy técnico y suficientemente complejo como para que la mayoría de los mexicanos, que no tenemos niveles muy altos de escolaridad, podamos ofrecer y aportar, con nuestros puntos de vista, una visión más clara y certera que la que ya trabajan los expertos.

Sería bueno saber la forma en la que serán presentados los cuestionamientos a los ciudadanos, si las preguntas serán inducidas, como siempre ocurre, o si de verdad se hará un ejercicio serio y responsable; quién elaborará el cuestionario y con base en qué criterios; qué se le consultará a la población; quién calificará los resultados, y sobre todo, quién pagará los altos costos que representa una consulta de éste tipo.

La discusión, el análisis y conclusiones para una reforma de tal envergadura, compete a los legisladores, quienes son además nuestros representantes, pues para ello los elegimos y, además, ya están trabajando en el tema.

No debemos olvidar que los mexicanos ya determinamos, desde las elecciones federales de 2006, quiénes son nuestros representantes de todo el país, para abordar los temas relevantes que a México le interesan. Ese es el objetivo de los congresos, de los parlamentos, debatir los asuntos de interés para sus representados.

Si vamos a hacer costosas consultas de cada tema en el que el gobernante en turno tenga una ocurrencia o una duda, entonces de nada nos va a servir que cada tres años estemos eligiendo a nuevos representantes populares. Ya no tendría objeto contar con un Senado de la República, con una Cámara de Diputados y con un Congreso de la Unión.


Es evidente entonces, que cuando Marcelo no tiene un tema propio fuerte, como abrir pistas de patinaje, hacer playas artificiales, o incluso, salir hacia su oficina en bicicleta acompañado por uno que otro personaje para difundir el cuidado del medio ambiente. Pero que lo que no vemos los espectadores es que alrededor suyo van innumerables reporteros y fotógrafos en coches y motocicletas, contaminado más el ambiente.

El jefe de Gobierno capitalino tiene que hacer o decir algo, que le provoque la atención de los medios de comunicación, aunque sea con temas tan absurdos como la consulta ciudadana, para evitar así que Andrés López le coma el mandado.

En Michoacán el asunto de la reforma energética también ha causado su revuelo. En muchas ocasiones tanto el gobernador Leonel Godoy, como la presidenta estatal del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Fabiola Alanís, han exigido al gobierno federal se entreguen los excedentes del petróleo a la entidad para poder realizar la obra social que tanto urge al propio gobernador.

Pero, ¿será que le urge de igual forma a la titular de la Secretaría de Política Social del gobierno del estado, Selene Vázquez Alatorre? Quien no ha informado, a casi 6 meses de este año sobre la aplicación de los programas sociales y sus reglas de operación, a pesar de que fue un compromiso que hizo hace más de dos meses con el Congreso del Estado.

Por el contrario, la funcionaria está más atenta y preocupada por lograr más posiciones dentro del comité estatal de su partido y por reventar asambleas que no le convienen, que por trabajar de forma puntual y eficiente a favor de las clases más desprotegidas en Michoacán, como supuestamente es el interés genuino y único de ese partido político.

Sin embargo, es importante no perder de vista que aunque aparentemente los recursos de los excedentes petroleros se incrementen este año por los altos costos que ha alcanzado el crudo, la realidad es otra y ya especialistas y analistas han coincidido en afirmar que actualmente no hay excedentes.

Es fácil hacer cuentas alegres y jugar con los números de forma tal que los resultados parezcan muy alentadores y que algunos políticos generen expectativas muy positivas para la población.

A pesar de los ingresos por la venta del petróleo, no hay que olvidar la política de hidrocarburos que actualmente nos rige y que la hace funesta para todos los mexicanos, pues de los ingresos que se obtienen de la explotación y venta, un importante porcentaje se destina a los subsidios de gas licuado de petróleo (gas LP), del diesel y de la gasolina, que suman más de 5 mil millones de pesos.

Debemos tener presente que los precios del petróleo a nivel mundial se han elevado y que, con el objetivo de que no afecten nuestros bolsillos los elevados costos de la gasolina que importamos en buena medida de España y La India, el gobierno federal aplica precisamente esos millonarios subsidios que surgen precisamente de los esperados excedentes petroleros. Ello, aunado a la disminución del volumen del crudo que se exporta, da como resultado que los excedentes sean insuficientes para repartir entre los estados.


Esto, derivado de que aunque México un importante exportador de petróleo, paradójicamente no cuenta con los elementos indispensables para producir sus propias gasolinas y gas LP, teniendo que comprarlos a costos altísimos.


Es también importante que se hable claro a la población sobre las verdades que encierran los muy mencionados “contratos de riesgo”, que en la realidad son contratos incentivados que pretenden otorgar a PEMEX una mayor flexibilidad en sus operaciones diarias. Estos contratos serían acotados y acondicionados para este propósito de incentivar y fortalecer a la paraestatal.
Cabe recordar que actualmente es necesaria la exploración de nuevos pozos en aguas profundas, y que en México no existen las plataformas para ello, ni tampoco se tiene la tecnología y el conocimiento para su explotación.


Por ello, es necesario dejar las reglas muy claras para poder contratar esa tecnología que tienen otros países, de forma tal que no implique para el país un riesgo mayor y que en cambio, signifique el inicio de mayores beneficios para todos nosotros y las siguientes generaciones.

A lo largo del debate por la reforma energética, que comenzó mucho antes de que la iniciativa fuera siquiera elaborada, los detractores han cambiado sus argumentos frecuentemente. Es evidente cómo ahora no hablan ya tanto de la supuesta privatización, sino que enfocan sus baterías a temas como el régimen fiscal y aplicar los excedentes petroleros a la reinversión para la modernización de PEMEX.

Lo que no han explicado es de cuál de los rubros del presupuesto federal se tendrían que retirar esas partidas, si de los estados, del campo, del desarrollo social o de la seguridad pública, pues el dinero que se requiere para la construcción de una sola de las dos refinerías que se requieren equivale a dejar sin presupuesto por todo un año a la Secretaría de la Defensa Nacional y a la Secretaría de Seguridad Pública.